9.2.08

BRISAS DE AMISTAD
BITACORA. No 7, verano 2001, p. 20

Otra vez el Thumper. El argentino Tedecchi asegura contar con la mejor tripulación de velas de Cuba

Sábado 2 de junio. Una brisa del sur empuja hacia el mar la reverberación el mediodía y logra refrescar los pocos sitios que se hallan a la sombra. Pero la mayoría de los que se encuentran sobre la orilla rocosa sudan envueltos por un soplo de sauna, dando la espalda a las banderas que identifican la nacionalidad de los yates atracados en los canales de la Marina Hemingway.

Afuera, frente a la costa, una docena de veleros espera una señal. Es blanca la bandera izada en lo alto del único yate a motor que se ve desde la orilla y los barcas que van a regatear ya están buscando su alineación. Mal día para la pesca, pero hoy nadie piensa n soltar líneas y anzuelos con esta brisa fija en su cuadrante y el mar como una mesa. Va a comenzar la VIII Regata Castillo del Morro.

BANDERA AZUL

Faltan cinco minutos. Un velero monocasco se deja ir con un aburrimiento de velas a medio tensar hacia la recta de la imaginación traza entre el yate a motor y la boya de recalada a la marina. Una milla al frente de la flota, hacia el oriente, una baliza amarilla se destaca a la altura del hotel El Viejo y El Mar. Otra igual le espera a popa, para voltearla en los retornos. Lo harán dos veces y media y cubrirán 10 millas en este pequeño y amistoso encuentro entre batistas de un puñado de países.

La víspera, en la reunión de capitanes, se hicieron las presentaciones. El Club Náutico Internacional Hemingway de La Habana convoca esta regata, a la cual se presentaron 12 tripulaciones compuestas por argentinos, chilenos, cubanos, españoles, norteamericanos y peruanos. Julio Guzmán, director de la Comunidad Turística Mariina Hemingway, les dio una cordial bienvenida.

José Miguel Díaz Escrich, comodoro del Club, recordó que por dos años consecutivos ha sido suspendida la Regata Havana Cup, debido a decisiones del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que impiden la unidad entre las comunidades náuticas de ese país y de Cuba. La Castillo el Morro es –puntualiza- una regata pequeña por el número de barcos participantes y la extensión e un circuito, pro muy grande por el amor que todos tenemos a este proyecto, al mar y a los deportes náuticos.

Cuando en el yate del comité de regata cambian la bandera azul por la roja, tensan las escotas y se hincha el spinnaker a bordo del monocasco que se dejaba ir con aparente aburrimiento. Así gana la arrancada el Thumper, un Hunter 33 con argentinos y cubanos maniobrando en cubierta. Sale de atrás el trimarán Volena, que hace su carrera aparte mientras el doble casco Eary Breeze se demora en salir.

Detrás toma el viento el María, de España, un Northwind 47 que es el velero de mayor eslora y más bajo handicap en el grupo que compite. Están avanzando también Herat Set, Little Fent, Fibe Tiger, Jackal, Gualby II, Blue Max, un Cal de 25 pies que es el más chico, mientras el handicap más alto lo tiene el Gabriela, que mide 6 pies más de eslora que el anterior.

APRECIO ENTRE MARINOS

A las cinco de la tarde el salón y la terraza del club náutico estaban repletos de batistas. Sin la tensión de los grandes certámenes, el ambiente hacia recordar las viejas crónicas habaneras acerca de similares topes de fin de semana entre amigos que se retaban para lidiar con sus veleros de paseo. Después de la carrera, tiempo para anécdotas, bromas, brindis. Tiempo de amistad.

Así fue. Ni trofeos grandiosos, ni discursos solemnes. Satisfacción, gusto e encontrarse, de conocer nuevas personas y cotejar intereses. Cualquiera sabe cuantos excelentes proyectos surgen de ocasiones tales. La gente de mar es imaginativa, optimista. Y audaz.

El mejor tiempo corregido de la clase spinnaker lo logró el Thumper, con 1:16:00 para el trayecto. Las posiciones siguientes fueron para el Jakal, María y Gabriela. En la clase sin spinnaker triunfó el Little Fent, de Estados Unidos, un Cal 31 que ocupaba la cuarta posición en handicap. Este hizo las 10 millas en 1 hora, 27 minutos y 55 segundos. Su capitán, Robert Fox, dijo que era su primera visita a Cuba y que agradecía mucho la hospitalidad recibida.

Detrás del Little Fent, en la mencionada clase se ubicaron el Herat Set, Blue Max, Fiber Tiger y Gualby II. El Volena, el más rápido de los dos multicascos, terminó la regata en una hora y 23 minutos.

El argentino Alfredo Tedecchi andaba con una alegría de campeonato, hizo un cálido elogio de su hijo Pedro Federico, que con 14 años completaba en ésta su quinta regata, y se mostró más que orgulloso de la tripulación cubana que siempre le acompañaba en el Thumper. Victor de la Guardia Llanzo (capitán), Vicente de la Guardia, Eduardo Alonso, Iván Rodríguez y Sergio González “Mi barco tiene la mejor tripulación de velas de Cuba. Alonso es campeón mundial de hobbie cat y Vicente es aquí el más antiguos de los regateadores olímpico en activo”.

Tedecchi, corresponsal de televisión de la agencia Reuters, confiesa que la pesca lo entusiasma tanto como la vela –a pesar de que le molestan los motores-, “pero no saco nada”. Está en Cuba desde hace una década, compró el barco en 1994 y desde entonces regatea con él. Ha tenido suerte, ha ganado “casi todas” las Castillo del Morro, algunas Feliz Navidad en La Habana -“que es más difícil, por los vientos y la fuerza del mar en esa época del año”- y ganó la última edición de la Varadero-Habana.

¿Navegar en Cuba? “Es maravilloso, porque sales de puerto a mares profundos en sólo cinco minutos. En Argentina, por ejemplo, necesito cuatro horas de canales para salir a un río, que es algo diferente…”

Héctor Reccio, ejecutivo de la Federación Náutica de Cuba y presidente del comité de regata, halló tiempo para asesorar a los periodistas. A BITACORA declaró que se ha logrado rescatar las competencias nacionales de velas en las clases 470, Optimist, Laser, Finn y Tabla. El optimismo es comprensible: en las velas menores es donde mejor se instruyen los futuros tripulantes de ls regatas de cruceros.

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