Regata San Petersburgo-La Habana
LA CONEXIÓN AMERICANA
BITACORA. No 6, primavera 2001, p. 38
Hace más de 70 años los yatistas cubanos y norteamericanos se ligaron por primera vez y parece que la historia no va a concluir
La travesía de 284 millas entre Saint Petersbourg (Florida) y La Habana (Cuba) fue considerado en sus inicios como uno de los acontecimientos más relevantes del mundo náutico
El yatismo es viejo en Cuba. Nació, formalmente, cuando el Havana Yacht Club creó la regata Veterana, allá en 1887, menos de un año después de que la misma asociación se estrenara. Durante décadas los veleros ciñeron el viento sólo para navegar en aguas propias, tal como ocurría en otros países. La Copa América, bisabuela de las regatas de la era moderna, había surgido treinta y seis años antes en Inglaterra y era todavía la prueba dorada de los navegantes deportivos a vela en el orbe.
Lo seguía siendo en 1930, cuando el Saint Petersbourg Yacht Club, de la Florida, USA, entra en contacto con el yatismo cubano para correr una aventura de 284 millas náuticas entre su puerto y La Habana. Se hizo leyenda que la regata surgió de un encuentro entre Rafael Posso, campeón de la Copa Veterana en 1903, y Mr. Gidge Gandhy, comodoro del club norteamericano, ocurrido en un cafetín de la habanera calle O´reilly en aquel mismo año de 1930.
En realidad, el Havana Yacht Club acogió con mucho entusiasmo el anuncio de la regata y aprovechó la ocasión publicitaria que se le presentaba con el agasajo a los participantes después del arribo a La Habana, pero los barcos que, en la costa floridana, tomaron la salida en representación de Cuba, no fueron de su añeja asociación, sino del Vedado Tennis Club y el Miramar Yacht Club. Los sloops QUO VADIS y el CHUNGA, respectivamente, medían 30 pies de eslora y fueron los más pequeños de la flota contendiente.
La primera regata San Petersburgo-La Habana fue coauspiciada por la Comisión Nacional de Turismo, que instituyó una medalla de oro como premio conmemorativo del viaje. Según declaraciones de Mr. Gandhy a la prensa de la época, la regata fue originalmente planeada por The Tampa Bay Cruising Squadron, una "organización informal" afiliada a su club. La arrancada tuvo lugar una hora antes del mediodía del 29 de marzo de 1930 y en ella tomaron parte los siguientes yates norteamericanos:
STARLAND (pailebot) 84´
SUNSHINE (schooner) 64´
WINDJAMMER (schooner) 57´
MALLARD (schooner) 47´
HALIGONIAN (schooner) 44´
CYNOSURE (ketche) 37´
PIECES OF EIGHT (yawl) 32´
MARELEN II (yawl) 32´
GAINE COCK ? ?
Se compitió en dos categorías, A y B, aparentemente diferenciadas por la eslora. El primero en entrar por la boca de la bahía de La Habana fue el HALIGONIAN, que ganó la carrera y el premio para la clase B e implantó una marca de 41 horas y 42 minutos para el trayecto, que se mantuvo vigente siete años. El schooner comandado por Houston Wall, de Tampa, se adelantó incluso en diez minutos al STARLAND, el mayor de la flota, que tuvo el consuelo del segundo puesto pero no el premio en su categoría: la clase A la ganó por Handicap el WINJAMMER, que recaló dos horas más tarde a la meta.
El redactor de la revista del Havana Yacht Club se lamentaba de que, debido a la escasa divulgación, "...el magnífico espectáculo de la llegada, siempre emocionante, pasó bien inadvertido por el pueblo habanero". Es cierto que sólo una revista local, Carteles, publicó si acaso un par de fotos acerca del acontecimiento náutico, pero perdía de vista el doliente comentarista que el arribo del HALIGONIAN ocurrió a las 5:12 am (más 20 segundos, tiempo oficial) y que "el pueblo habanero" pasaba en esas fechas una dura crisis, nada apropiada para tales divertimentos.
LARGA, LARGA HISTORIA
La regata San Petersburgo-La Habana se estableció como un evento permanente y siempre relevante en la náutica cubana, sólo superado en expectativas por las travesías que, desde esta capital hasta San Sebastián, España, se realizaron en 1951 y 1955. El certamen norteamericano-cubano resultó al cabo uno de los tramos de navegación más importantes
del Southern Ocean Racing Conference, regata oficial del circuito sur de los Estados Unidos, al cual se adicionó también la regata La Habana-Varadero, desde 1956.
Rafael Posso, anécdotas aparte, siguió alentando el certamen hasta 1959, durante cuyo período se celebró, con la sola excepción de los años de 1942 a 1945, a causa de la Segunda Guerra Mundial. El Havana Yacht Club tomó mejor partido en estas lides, aunque posteriormente el anfitrión principal vino a ser el Club Náutico Internacional de La Habana, que a iniciativa del propio Posso se había construido en 1946 en la bahía capitalina.
La segunda regata (1931) registró un dramático incidente. Desoyendo el consejo del buró meteorológico norteamericano de aplazar la carrera, ocho veleros zarparon de la bahía de Tampa para tropezar con una zona de calmas y caer luego de lleno en una galerna que mantuvo a las tripulaciones en perenne lucha con los elementos. Ganó el SUNSHINE, pero necesitó veinte horas más que el recordista del primer año para cumplir el trayecto.
Peor en 1932, cuando el WINDJAMMER tuvo que soportar casi tres días de calma para luego arribar primero con un fuerte viento de popa, logrando la travesía en 99 horas. Ese año el ganador absoluto -handicap mediante- fue el HALIGONIAN, que repitió en 1933. Las tres citas siguientes con las 284 millas de Golfo de México fueron triunfos para el VAMARIE, que en 1935 resultó uno de los pocos que no tuvo que ser rescatado en aguas cubanas, sin viento para entrar a puerto, una semana después de haber salido de San Petersburgo.
En 1937 llega primero al puerto de La Habana el SIROCO, con nuevo récord de 39 horas y 26 minutos, mientras el WINSOME TOO y el BABE triunfan por última vez en las antiguas categorías A y B. A partir del año siguiente se crearon tres clases: la primera para
sloops y cutters, la siguiente para yawls y ketches, y la tercera para schooners. Se mantienen tiempos para el arribo por tiempo absoluto, la entrada por handicap para toda la flota y el primer puesto de arribo para cada clase de velero.
Después de las sucesivas victorias del STARLIGHT (1938) y el WAKIVA (1939), en 1940
el GOOD NEWS logra nueva marca, rebajando el tiempo de travesía a 37 horas y 16 minutos. Vuelve el mismo barco a liderear la regata en 1941, pero ahora toca al BICHO MALO II sacar partido del handicap y ganar el puesto de honor para el pabellón cubano.
Después del aplazamiento, debido a la contienda bélica mundial, la regata se reanuda en 1946 con una nueva rebaja de tiempo: el SEA GIPSY cubre el trayecto en 35 horas, 50 minutos y 25 segundos. El campeón, no obstante, es el DEN-E-VON, siempre por handicap.
Las principales victorias cubanas en la conexión San Petersburgo-La Habana ocurren a partir de 1947. En este año aparece el CICLON, comandado por Mario Muñoz Bustamante, y gana los premios de la flota, su clase y la serie del Southern Ocean Racing Conference con un tiempo de 46:54´:15", trece minutos y un segundo más que el STORMY WEATHER, primero en cruzar la meta, pero prevalece el handicap.
Un triunfo similar no ocurriría para los cubanos hasta 1957, cuando el CRIOLLO se alza con la triple corona: meta, clase y flota. Este yawl (yola) era el orgullo de los yatistas locales. Fue construído por obreros y con maderas cubanos, bajo la dirección de un renombrado yatista. Mediante una atrevida maniobra, el CRIOLLO burló los traicioneros bajos que se esconden a flor de agua por los alrededores del faro Rebeca y Dry Tortuga, en la cayería floridana, y obtuvo todos los premios y la Copa Gobernador de la Florida, galardón de la Southern Ocean Racing Conference.
Entre ambas victorias, el velero cubano BELLATRIX establece récord de 35:03´:47" en la ruta cursada en 1949, que sólo será superada tres años después cuando el TICONDEROGA
(USA) llegue a La Habana con una prodigiosa marca de 31 horas, 31 minutos y 15 segundos, impulsado por vientos de 50 millas por hora, que casi toma desprevenidos a los jurados. A pesar de estas exitosas recaladas, se impone el handicap y gana el TINY TEAL en 1949 y el CARIBEE en 1952, que repite al año siguiente.
Para no perder la secuencia, recordemos que en 1950 ganó el WINDIGO; en 1951, el LADY PATTY y, en 1954 y 1955, repitió el HOOT MOON. En ese último año, el CICLON cubano lidereó su clase. El campeón de 1956 fue el FINISTERRE, mientras el CRIOLLO entraba tercero, preparándose para su victoria del año siguiente.
En el transcurso de los años, la regata se afianza en el respeto de los yatistas. Las dos décadas del certamen se alcanzan con una participación de 26 yates y a partir de ahí se asciende todavía hasta 33 en 1954.
Durante el año de 1958 ardía la guerra en Cuba y dos días antes de la regata el comité organizador cambió para Miami el puerto de meta. Gana el ÇA VA, en una lid a la que faltó el entusiasmo de ver en el horizonte las siempre esperadas fachadas multicolores de La Habana y el paso glorioso bajo la mole gris del castillo del Morro.
Los ánimos volvieron alegres a la convocatoria siguiente. Calmada Cuba tras la victoria de los revolucionarios, se inscriben 32 veleros en la regata de marzo de 1959. Contaban los cronistas que en el llamado Muelle del Millón de Dólares de Saint Petersbourg se reunieron más de 20 mil personas para presenciar la arrancada.
Fueron inscritos cuatro yates cubanos, aunque -según fuentes de la época- "el país no contaba con las mejores cartas" para la ocasión. De la flota local, se daban las mayores esperanzas al MAMBI , pero la historia fue otra. El LOBO DE MAR , capitaneado por un experto nombrado Clemente Inclán, tomó la delantera desde la arrancada y no tuvo rivales.
Vientos contrarios le hicieron navegar de bolina y aumentar a más de 300 las millas de travesía, pero cruzó la meta con 50 millas de ventaja sobre su rival más próximo. Sólo un apreciable handicap pudo hacer que lo superara el CALLOOH, de Nueva York, con tiempo corregido de 45:37´:47". De haberse adelantado 17 minutos y tres segundos todos los premios hubieran sido del LOBO DE MAR. Esa fue la suerte del neoyorkino.
El diferendo político Estados Unidos-Cuba no ha frenado los intentos de contactos entre las comunidades yatistas de ambas naciones. En 1978 se corrió una regata entre Key West y Varadero, replicada luego otras cuatro veces en años dispersos. En 1994, Bob Winters, un yatista del Sarasota Sailing Squadron, lidereó la regata Hands Across the Water, entre ese puerto y La Habana, que trajo 86 embarcaciones y 390 norteamericanos al país. Dos años después, Jim Duncan organizó Ocean Racing Venture, que en la primavera de 1997 arribó a la capital de Cuba con 113 veleros compitiendo por la Copa Habana desde Tampa, Florida. Es una historia que no va a concluir.
9.2.08
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