9.2.08

Grand Prix La Isla Grande - Copa Castrol
TODO CIENFUEGOS MIRABA AL MAR

Repetir es siempre síntoma de satisfacción. La compañía Naupro y la Federación Mexicana de Motonáutica, en acuerdo con el Ministerio del Turismo y el Comité Promotor de la Motonáutica en Cuba, llevaron a Cienfuegos por segundo año consecutivo las espectaculares carreras de las lanchas tipo “túnel”, con un elenco de categoría mundial.

El viernes 17 de julio, a lo largo del Prado, la principal avenida de la ciudad, los competidores y su público se saludaron en un reencuentro promisorio. Unos y otros se cumplimentaron del todo en los dos días siguientes, cuando cada corredor sacó lo que pudo y más a su máquina, mientras recibía vuelta a vuelta el respaldo de espectadores ya entendidos.

Las autoridades locales y el pueblo rodearon al certamen deportivo con la alegría de sus carnavales. Bellísimas jóvenes de la ciudad fueron seleccionadas para presidir los festejos y participar en la premiación y se adicionó al desfile terrestre de las lanchas uno de autos antiguos, ganadores de un concurso previamente efectuado.

Como parte de este animado contexto, el sector pesquero cubano estuvo representado en la Feria Expositiva y Comercial organizada para la ocasión, , con la exhibición de un conjunto de novedosas embarcaciones de recreo y otros productos de la Asociación ARGUS, perteneciente al Ministerio de la Industria Pesquera.

También Pesca Caribe del grupo experimental INDIPES, aprovecho el Grand Prix para la apertura de su filial en la Perla del Sur, con una degustación en el restaurante “Escambray” del hotel Jagua, sede oficial del evento motonáutica.

SURCOS DE ESPUMAS EN REVIENTACORDELES

La pista para las carreras de esta categoría de lanchas de velocidad es un rectángulo de 1600 metros de perímetro de boyas naranjas en cada esquina. Ocurren muchas cosas en las rectas más largas, pero es en los giros de 90o donde se acumula la mayor tensión y se decantan a la vista expertos y novatos.

Este año acudieron a la cita 16 embarcaciones, aunque no todas entraron en la lid. Una de las más esperadas fue la piloteada por la joven mexicana Ruth Brown, que muestra la divisa “Vive sin Drogas” en el fuselaje de su lancha número 7, pero única mujer en la nómina de corredores sólo llegó a realizar algunos desplazamientos de práctica.

Mientras la bandera blanca ondea sobre la lancha de los jueces de pista, las máquinas de los competidores están alineadas a un costado del polígono, las proas dirigidas a una boya amarilla que marca el inicio de las vueltas y los motores apagados. Luego, la bandera baja en un impulso brusco, los motores rugen, se separan los mecánicos y auxiliares que hasta ese momento sostenían la popa y una decena de estelas blancas se precipitan al área de competencia.

Todos presionan el acelerador y la mayoría navega con el doble casco fuera del agua, pero en una carrera a 200 kilómetros por hora, en un rectángulo de 650 por 150 metros, todo ocurre demasiado rápido. Los veteranos doblan en los vértices con un corte preciso y cerrado de timón, envolviendo en espumas la esfera naranja, para acelerar con firmeza en la recta. Es la regla básica para ganar metros y alcanzar al contendiente adelantado, pero es una operación riesgosa que requiere habilidad y audacia.

Los mejores duelos fueron escenificados por el norteamericano Jay price, al timón de la lancha número 1, de cerveza Corona, y por Jorge Osorio, el piloto de la número 25 de la mexicana Sección Amarilla. Era como si tuvieran entre ambos un fiero contrato de fraternal rivalidad deportiva, pues en tres ocasiones Price antecedió a Osorio en la entrada a la meta y e4n dos fue al revés, mientras que en sólo una de esas otro competidor intercedió entre ambos.

El mexicano fue un candidato muy fuete para el primer lugar y nada puede asegurar que habría sucedido de no tener que ausentarse por desperfectos del motor durante las últimas tres mangas. De las 10 que, mitad a mitad, se efectuaron el sábado 18 y el domingo 19 en la Ensenada de Revientacordeles, Osorio obtuvo tres primeros lugares, un segundo y dos terceros.

PRICE OTRA VEZ CAMPEON

Jay Price, 38 años, nacido y residente en Louisiana, estados Unidos. Ganó el Grand Prix en Cienfuegos en el verano de 1997 y repitió la proeza en la reciente justa. Es, además, campeón nacional en México y campeón del mundo en la modalidad T-1.

“Estoy realmente preparado, pero jamás pienso que es fácil; no lo es”. Acerca de quienes podrían ser sus más fuertes rivales, respondió con franqueza: “Osorio, John Shubert, Carlos Kouri y Carlos Buitrón” Casi exacto: sólo el último no fue de los premiados.

Aunque no carente de explosividad en la pista, el norteamericano se caracteriza más por su serenidad en el dominio de la lancha y un avance metódico en la carrera en busca de las posiciones cimeras, sumando altas puntuaciones sin violentar el régimen del equipo. Esta táctica equivales a lograr mayor presencia en la pista y más oportunidades de puntear. Con todo, en una ocasión llegó al límite y la número 1 se detuvo casi al topar la meta, entrando por inercia en segundo puesto.

Al concluir las acciones, Price declaró que había sido una competencia “muy buena y vibrante” y calificó la bahía de Cienfuegos como una gran pista. Esta opinión y el elogio al cálido respaldo del pueblo cienfueguero fueron compartidos por federativos de la motonáutica mexicana presentes en el certamen, Florentino Olmedo, juez-árbitro en el Grand Prix, adelantó que Naupro está trabajando en un futuro campeonato del Caribe de las T-1, evento del cual Cienfuegos representa el punto de partida.

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