ESE RÍO QUE LLEVAMOS DENTRO
(Siempre Verde, Boletín de verano del Parque Metropolitano de La Habana. Número 3, junio de 1996, página 2)
El Almendares, nuestro río, comenzó este año con la cuota de protagonismo necesario, que ya no debería perder, entre los intereses medioambientales de esta vieja ciudad de La Habana, que hace cuatro siglos bebió de las mismas aguas en las que hoy no puede siquiera mirarse.
Puso el Gobierno de la ciudad su voluntad política, trazaron derroteros los que diseñan el Parque Metropolitano junto al cauce, cohesionó la Fundación de la Naturaleza y el Hombre la experiencia científica. Llegaron entre todos a la acción primigenia.
Entonces, como quien anda con buen tino en descubrir lo nuevo entre lo que siempre se creyó visto y conocido, partieron juntos a la cuenca de 350 kilómetros cuadrados los geógrafos, cartógrafos, biólogos, geólogos, meteorólogos…
Tres días, el 5, 6 y 7 de marzo de este año de virtud creadora, rodó el grupo por sendas de asfalto y veredas de tierra, desde las alturas verdes donde la gota se suma a la gota para formar el hilo de agua que baja a la cañada, que corre al arroyo, que engrosa el río ya, hasta que sale glorioso al mar, a fecundarlo en el paisaje urbano.
Secos cauces en Pedro Pí, aisladas lagunas que alimentan el manto en Tapaste y Cuatro Caminos… el arroyo de piedras. Por fin la confluencia del Chapalote y el Jicotea, hermosa de aguas claras y peces vivos; luego el río, el Almendares ya, tan pronto enturbiado desde todos los rumbos por cloacas con título fluvial. Nuestro Río.
Blando cuerpo esmeralda de la mariposa de las alas de piedra. Así ha de verse desde el aire el lento río, orlado de floresta, flanqueado por las cuadrículas habitadas por nosotros. Ahí está el parque.
El parque, el Parque Metropolitano de La Habana, 678 hectáreas para respirar, revivir travesuras de amor adolescente, aprenderle el nombre propio al arbol de cuerpo presente y móvil clorofila. En el corazón de la ciudad.
De la expedición volvimos otros, como chiquillos bajados por primera vez al patio del hogar, en vez de mirar por una ventana su maravilla de hierbas silvestres, abejas y lagartijas. Poco tiempo después, del 9 al 12 de abril, fue el diálogo: la Mesa Redonda Internacional Río Almendares S.O.S.
Surgió de los debates el acuerdo sabio. Se impone lograr la coexistencia entre los acontecimientos poblacionales, la industria y el entorno natural. Así lo resumió Jesús Montané, ayudante del Comandante en Jefe Fidel Castro.
El conocimiento precedió a la acción primera, que fue el verbo. Que se levante ahora la primera piedra, para que al menos mañana corra el Almendares como todos lo vemos en el fondo de nosotros.
1.4.08
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