9.2.08

EMOCIONES SOBRE FONDO AZUL
Mar y Pesca, No 302, Abril, Mayo y Junio 1996, pág. 30


Entre la roja elegancia de la Bilba y la siempre sorprendente potencia competitiva de las azules Victory 4 y Victory 1 osciló en el transcurso de poco más de una hora la pasión deportiva de los cubanos, durante el reciente Grand Prix de lanchas rápidas “La Isla Grande”.

La disputa de la Copa Cohíba de la cita Offshore de La Habana dio inicio al quinto Campeonato Mundial Clase Uno de la Unión Internacional de Motonáutica (UIM), que del 26 al 28 de abril, colmó el litoral de la capital cubana de aficionados armados de prismáticos y antiguos telescopios.

Mauro Arena, organizador del clásico mundial, cumplió la promesa hecha un año antes a los cubanos y el programa, iniciado con el tradicional desfile de las lanchas por la avenida del Malecón, esta vez se enriqueció con dos competencias adicionales de motos acuáticas o “aquabike”, con la participación del campeón mundial de esta disciplina, el francés Joel Bontoux.

LA NOVEDAD DE LOS “AQUABIKE”

Aunque hace tres años los cubanos organizan certámenes locales de motos acuáticas, la inclusión de éstas en el programa del Grand Prix las colocó en el gusto de los aficionados en un lanzamiento de relieve internacional, con la presencia de 22 equipos de Argentina, Cuba, España, Estados Unidos, Francia, Italia, Inglaterra, México y Suiza.

Bontoux, que en principio sólo vendría a Cuba a ofrecer una exhibición en 1200 cc, se agenció un contrincante que hizo válida la categoría y compitió en los certámenes de pista y velocidad junto a corredores de 785 y 650 cc.

En el circuito de 1600 metros el campeón mundial tuvo como sorprendente perseguidor no a su oponente Jean Luc Docquier, sino al mexicano Ludwig Hochtstrasser, en una 785, quien fue acorralado por Bontoux sobre una de las boyas casi al principio de la docena de vueltas y luego no apareció entre los laureados.

La categoría de 650 cc fue toda para los cubanos, Pedro Montes (equipo Magna Holidays), Vicente Lanz –también el mejor en velocidad sobre la recta de 500 m- y Antonio E. Luzón, obtuvieron en ese orden los premios de su clase.

Francisco Acebras y Abraham Hochtstrasser, ambos de México fueron campeones en 785 cc, el segundo con la mejor puntuación en velocidad, y entre las máquinas de más alto cubicaje Bontoux, primero de todos en cruzar la meta con cronometraje de 21,25 segundos en la recta, el más reducido de la cita.



DESAFIO A LA VELOCIDAD

Equipado con hélices especiales de cinco aspas y con el combustible mínimo a bordo las lanchas se posesionaron de la pista azul al atardecer del sábado 27 para disputar la “pole position”, prueba de velocidad pura sobre un kilómetro. Tres de las once embarcaciones inscriptas en el Grand Prix declinaron, por problemas técnicos, este cotejo que acumula puntos.

Kalfan Hareb y Ed Colyer, de los Emirato Árabes Unidos, se lanzaron los primeros a cubrir la distancia en la Victory 4, que estrenó en La Habana motores de nueva marca. Estos fuertes competidores ganaron con su primer impulso la “pole position”; cronometraron 19 segundos y 447 milésimas y alcanzaron una velocidad de 185,12 kilómetros por hora en el tramo acotado.

Sus más cercanos rivales en esta prueba fueron las italianas Bilba y Jilly Motor-Ferretti, seguidas éstas por las hermanas de equipo de la primera, las azules Victory 1 y Victory 7.

Quedaba aun lo mejor del acontecimiento y cuando al mediodía del domingo una mano invisible hizo flamear la bandera verde más allá del Morro, las máquinas se dispararon dejando un camino de espumas mar afuera, seguida por millares de ojos a lo largo de la abarrotada costa.

El aire quedó como en sueños cuando el brillante fuselaje de la Bilba pasó en primero, rasgando el agua en un rugido fuerte y sincrónico. Detrás en lucha tensa y pareja, rompían su estela las máquinas de Jolly Motor-Ferratti y Victory 1. Luego la Victory 4. Hay otras dos en competencia, Brasil y Segad, distante del pelotón de vanguardia, pues el resto de las lanchas se ha retirado.

Durante tres vueltas al circuito de más de 25 millas la roja Bilba impone su ritmo a la carrera. Los pilotos Edoarado Pollo y Lamberto Leoni, concentrados sobre los instrumentos del tablero de mando, no pueden escuchar los aplausos del público, pero sienten que ha llegado su momento de ganar el campeonato.

Hay lucha serrada por un puesto tras la lancha roja. Victory 4 se le encima persistente, segura, hasta lograr dejarla atrás. Hereb y Colyer disfrutan mucho su hazaña cuando están por completar su cuarta vuelta. Pero a la altura del Hotel Nacional la máquina comienza a perder velocidad como una película en cámara lenta, dramáticamente lenta ..

Crucial momento, pues Saeed Al Tayer acaba de pedir a Félix Serraliés más aceleración y la Victory 1 se dispara dejando siete segundos tras sí a la Bilba que trata de presionar desesperadamente los motores. Jolly Motor hace ahora un tercero cada vez más distante y así queda todo, en una vertiginosa inmovilidad, hasta que el jurado levanta la bandera a cuadros en la sexta vuelta. No hacen falta las otras dos.

Curioso. A un año de distancia, el podio de premiación de la gran carrera de motonáutica vuelve a llenarse en La Habana en el mismo orden y casi con los mismos hombres. Sólo la lancha de Jolly Motor-Ferretti ha venido con nuevos pilotos. Luca Ferrari y Pascal Villanova, en sustitución de Carian y Pansini, que tripularon la máquina en 1995.

Las tres parejas de navegante y acelerador cargan sobre sus hombros las pesadas coronas de laurel. Directivos cubanos del deporte y el turismo y autoridades de la ciudad entregaron los trofeos. Al Tayer y Serralés, que acaban de ganar su octavo Grand Prix, reciben la Copa Cohíba de manos de Esteban Lazo, miembro del Buró Político y Primer Secretario el Partido en la Provincia Ciudad de La Habana.

Italia, que estaba pareja a 16 triunfos con los Emiratos Árabes Unidos, queda ahora en desventaja por un Grand Prix. De todos los celebrados en los cuatros campeonatos anteriores, sólo uno escapó a estas dos potencias motonáuticas y fue a caer en manos inglesas.

Breve y sin espectacularidad fue la despedida. Mauro Rabean agradeció a los cubanos la buena acogida y la eficiente organización del Grand Prix “La Isla Grande” y leyó la carta del alcalde de la ciudad italiana de Gallipoli a la Ciudad de La Habana, proponiendo su hermanamiento y anunciando el envío solidario de seis ómnibus.

Gallipoli será la sede en julio de una carrera offshore y en ese mismo mes la hará Roma. Antes, en mayo, el calendario del campeonato de la UIM tendría cita en Málaga, España, y más tarde vendrán los premios de Arendal (Noruega), Montreux (Suiza), Saint Tropez (Francia) y los dos de Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos, a finales de octubre y principios de noviembre.

El retorno de la motonáutica a La Habana, en tanto, es promesa confirmada.

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